Las agencias de calificación estadounidenses, demuestran claros fallos evidentes en favor del país americano, como así se ha demostrado en diversos estudios. Fruto de ello fue la obligación de retractarse a la que fueron sometidas agencias como Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s, que concedieron calificaciones triple A a una amplia variedad de valores hipotecarios subprime, calificación que debería implicar que el riesgo es prácticamente nulo.
Actualmente, ha habido un intento de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC en inglés) para acabar con los conflictos de intereses e incrementar la transparencia, obligando a las agencias a diferenciar sus calificaciones para productos estructurados y eliminando prácticamente el papel de las calificaciones en las regulaciones de la SEC. Pero las normas finales adoptadas por la SEC en diciembre del año pasado fueron mucho menos estrictas que las propuestas que se habían presentado apenas seis meses antes.
Da por ello a pensar que dichas Agencias son manejadas según el interés del país al que representan.
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